Un caso de canibalismo sorprendió a la ciudad de Buenos Aires. En un día concreto, alguien se atrevió a consumir objetos inusuales como cinturones y botas, pero también algo que no debería ser comido: carne humana.

El rey español Carlos I se vio obligado a decretar que esta práctica ya no sería considerada un pecado. La historia de hambruna y terror que azotó al Río de la Plata.

Por InfoArticulos

Sábado 22 de Febrero de 2025 - 17:50

Un caso de canibalismo sorprendió a la ciudad de Buenos Aires. En un día concreto, alguien se atrevió a consumir objetos inusuales como cinturones y botas, pero también algo que no debería ser coUn caso de canibalismo sorprendió a la ciudad de Buenos Aires. En un día concreto, alguien se atrevió a consumir objetos inusuales como cinturones y botas, pero también algo que no debería ser co

Pedro de Mendoza llegó a lo que hoy conocemos como Argentina en febrero de 1536. Los historiadores tomaron el 3 de dicho mes como la fecha en la que estableció un fuerte en Buenos Aires, pero no fue una fundación exitosa.

Fue tan grave la crisis que afrontaron por no conseguir alimentos que Mendoza autorizó que pudieran disponer de sus cinturones y botas para asarlas y comerlas. El mercenario alemán Ulrico Schmidl relató en su crónica Viaje al Río de la Plata: “Así aconteció que llegaron a tal punto la necesidad y la miseria que por razón de la hambruna ya no quedaban ni ratas, ni ratones, ni culebras, ni sabandija alguna que nos remediase en nuestra gran necesidad e inaudita miseria; llegamos hasta comernos los zapatos y cueros todos”.

Desesperados, tres españoles decidieron robar, asesinar y comerse a un caballo, pero fueron descubiertos y posteriormente torturados hasta la confesión y ejecutados en la horca. Esa misma noche sus compañeros, también hambrientos, decidieron comerse sus restos.

Este no fue el único episodio de antropofagia que detalló el alemán, también mencionó que “un español se comió a su propio hermano que había muerto en el día de”. Aquel día al que hace referencia es el combate mencionado anteriormente donde los querandíes y los europeos se enfrentaron.

Los hechos de canibalismo narrados por Schmidl tuvieron un impacto mayor que al de otros documentados ya que fue ilustrado por el grabador flamenco Theodor de Bry y que logró ser publicado porque fue editada en Francfort y no España.

Por estos casos que llegaron a oídos del rey español y sumado a la terrible hambruna que acechaba, Carlos I decidió decretar que no se iba a cometer pecado en los casos de antropofagia. Fue así que, por un breve período, en Buenos Aires literalmente permitieron que se coman entre ellos.

Por Yasmin Ali

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