La película de Luciana Piantanida cambia repentinamente de género, desde el realismo social hasta la fantasía, para narrar un relato sobre mujeres apasionadas.
Por InfoArticulos
Jueves 15 de Mayo de 2025 - 04:16
Un equilibrio perfecto entre la vida diaria y lo inesperado. Foto: Redacción InfoArticulos
Todas las fuerzas es una película que explora la vida en el barrio de Once, donde se encuentran mundos superpuestos y realidades invisibles que coexisten en el submundo migrante.
La directora Luciana Piantanida nos presenta a Marlene, una mujer boliviana que trabaja cuidando a Teresa, una señora mayor que vive sola en un departamento de la zona. Sin embargo, mientras Teresa duerme, Marlene se desliza por el barrio en busca de una amiga desaparecida.
En este camino, casi detectivesco, Marlene interactúa con otras mujeres que demuestran tener poderes sobrenaturales: quien puede volar, quien puede atravesar una puerta, hablar con las palomas o mover objetos con la mente. Mujeres únicas que son invisibilizadas por una sociedad que las margina.
La película retrata la fortaleza, la intuición y la solidaridad que conecta a estas almas, ignorada por el resto. Aunque el concepto sobrenatural se desarticula con el correr de la historia, la propuesta sigue siendo valiosa.
Todas las fuerzas tiene una gran cantidad de méritos, destacando su fotografía y puesta en escena que logran equilibrar lo onírico con lo real. Cada personaje tiene su característica, y el contraste es lo que le da sentido al todo.
La película se llevó el premio mayor de la Competencia Argentina en la última edición del BAFICI, merecido por su búsqueda de correrse de los cánones habituales para ofrecer una historia complaciente e incómoda. Una idea abarcadora que sus responsables han podido hacer con ella.