Robert Prevost, estadounidense, asume la silla pontificia como León XIV

En su primer mensaje como Papa, le expresó gratitud a Francisco, pronunció algunas palabras en español dirigidas a su diócesis en Perú y solicitó la paz - LA NACION

Por InfoArticulos

Jueves 8 de Mayo de 2025 - 18:02

Robert Prevost, estadounidense, asume la silla pontificia como León XIV. Foto: Redacción InfoArticulosRobert Prevost, estadounidense, asume la silla pontificia como León XIV. Foto: Redacción InfoArticulos

En medio de una ovación, decenas de miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro recibieron con euforia al nuevo papa: Robert Prevost, el primer pontífice de Estados Unidos, quien adoptó el nombre León XIV.

A las 13.08, la fumata blanca finalmente había emergido de la chimenea de la Capilla Sixtina, tras un día de espera, anunciando la elección del nuevo papa, el 267 en la historia y sucesor de Francisco. En ese momento, repicaron las seis imponentes campanas de la Basílica de San Pedro, en señal de júbilo.

Fumata blanca: los cardenales eligieron al próximo papa en la cuarta votación del conclave

La elección del nuevo papa se concretó en la cuarta ronda de votación, al igual que ocurrió con Benedicto XVI en 2005.

Una hora después de la fumata blanca -igual que en 2013-, el cardenal protodiácono, el corso-francés Dominique Mamberti, salió al balcón central de la Basílica de San Pedro, conocido como la ‘loggia’, para pronunciar el tradicional anuncio en latín: ‘Habemus Papam’, seguido del nombre del elegido y el que adoptaría como pontífice, todo en latín.

Prevost, un misionero de 69 años que dedicó su carrera a servir en Perú y lidera la poderosa oficina de obispos del Vaticano, salió minutos después a ese mismo balcón para enviar su primer mensaje,

Fieles sostienen una pancarta con la leyenda “Arriba el Papa”, después de que una columna de humo blanco saliera de la chimenea de la Capilla Sixtina.

Además del mensaje que transmite a través del nombre elegido, habrá que observar la vestimenta que seleccione para presentarse al mundo. Francisco, como es bien sabido, salió a la loggia reflejando su estilo austero y sencillo: vistiendo únicamente el hábito talar blanco, característico de los pontífices (sin la muceta roja) y sus viejos zapatos ortopédicos negros, luego de rechazar los tradicionales zapatos de suave piel roja que suelen portar los papas.

Llevaba también su cruz pectoral de arzobispo de Buenos Aires, plateada y con la imagen del Buen Pastor, que ahora se reproduce sobre la sencilla tumba en la que eligió ser enterrado en la Basílica de Santa María Mayor, cerca de la Virgen Salus Populi Romani, a la que veneraba, fuera del Vaticano.

El nuevo papa, siguiendo la tradición, pasó por la sacristía de la Capilla Sixtina, conocida como la ‘habitación de las lágrimas’ debido a los muchos pontífices que, conmovidos, han roto en llanto allí al tomar conciencia de la gigantesca responsabilidad que implica liderar una Iglesia de más de 1400 millones de fieles.

En ese espacio, además de poder desahogarse, el nuevo papa encontró tres hábitos talares blancos de diferentes tallas, para elegir el que mejor se ajuste a su figura. Al reaparecer vestido de papa en la Capilla Sixtina, sus hermanos cardenales le rindieron homenaje, uno por uno, marcando el inicio de una nueva etapa, sin duda fascinante, en la historia de la Iglesia.