Además de señales en el ámbito fiscal, la recuperación de la confianza y la llegada de inversiones dependen de institucionalidad y la renuncia a cualquier rastro de intolerancia política.
Por InfoArticulos
Domingo 25 de Mayo de 2025 - 03:34
Para lograr un crecimiento económico estable, es fundamental contar con estructuras sólidas y bien organizadas.. Foto: Redacción InfoArticulos
Con una frecuencia cada vez más alarmante, el empresariado argentino ha demostrado una actitud mezquina y temerosa ante los gobiernos, prefiriendo el silencio y la complicidad en busca de favores desde el poder, en lugar de reclamar por algo tan fundamental como el respeto a las instituciones republicanas.
En este contexto, es importante destacar algunos de los mensajes escuchados en la reciente cumbre de la AmCham, la cámara que agrupa a las empresas estadounidenses en Argentina.
En ese evento, el clima de satisfacción derivado de la positiva reacción de los mercados tras el éxito electoral del oficialismo en Buenos Aires pasó oportunamente a un segundo plano cuando distintos directivos de empresas enfatizaron la necesidad de reforzar la institucionalidad.
Lo señaló con claridad el presidente saliente de la cámara de comercio de los Estados Unidos, Facundo Gómez Minujin: “No se trata solo de economía. El clima de negocios también depende de condiciones institucionales firmes y previsibles. No alcanza solo con la estabilidad; sin institucionalidad no hay paz para invertir.
Aunque el electorado argentino parece haber cambiado sustancialmente, el temor al retorno de visiones seguras las cuales el Estado no es el problema sino la solución de todo hace que muchos duden a la hora de arriesgar su capital en un proyecto productivo.
En los últimos días se confirmó la aprobación del primer proyecto minero en el marco del Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI). Se trata de la iniciativa Rincón, de la compañía Rio Tinto Lithium, por la cual se invertirán 2700 millones de dólares en Salta.
Muchos observadores se preguntan por qué no hemos asistido hasta ahora a una avalancha de anuncios sobre inversiones millonarias en el contexto de los estímulos impulsados desde el Gobierno. Una explicación guarda relación con el temor de empresarios y potenciales inversores a un retorno al poder del kirchnerismo.
Ningún empresario está dispuesto a invertir grandes capitales en un país si percibe que la estabilidad política no está asegurada por muchos años y si la seguridad jurídica pende de un delgado hilo que puede ser sacudido por los vaivenes electorales.
Hay, sin embargo, otra razón que puede asustar a inversores: la tendencia de un gobierno a despreocuparse por algunas formas que hacen a la esencia de todo sistema republicano.