Aunque Paula no era una amiga muy íntima de la familia, su trabajo como administradora del edificio les permitió mantener un contacto constante.
Por InfoArticulos
Jueves 22 de Mayo de 2025 - 19:39
La tragedia en Villa Crespo dejó un vacío insuperable. La joven que llevaba una sonrisa constante y una belleza innata, según la palabra de la encargada del lugar donde ocurrió el suceso, fue la r
En medio del horror que sacudió al barrio porteño de Villa Crespo, donde una mujer asesinó a su esposo y a sus dos hijos adolescentes, la voz de Paula, la encargada del edificio donde vivía la familia, se alzó con una mezcla de incredulidad, tristeza y conmoción. Su testimonio, cargado de emoción, ofrece una mirada íntima y humana sobre quienes hasta hace poco eran parte de su rutina diaria.
“Eran hermosos todos”, repitió Paula entre lágrimas, visiblemente afectada por la tragedia. Su rostro, marcado por la angustia, reflejaba el desconcierto de quien jamás imaginó que detrás de las puertas de ese departamento se gestaba una historia tan oscura.
Laura era hermosa, siempre feliz y sonriendo”, agregó, en referencia a la mujer que ahora es señalada como la autora de la masacre ocurrida ayer antes del amanecer.
Paula no era amiga cercana de la familia, pero su rol como encargada del edificio le permitió tener un contacto frecuente con ellos. “Eran una hermosa familia, no puedo decir más nada, lo único es que tenía contacto por mi trabajo pero nada más”, explicó, como intentando encontrar sentido a lo que aún no logra procesar.
El caso ha generado una fuerte conmoción en la sociedad, no solo por la brutalidad del hecho, sino por el triple crimen y el suicidio de la sindicada homicida. El hallazgo de los cuerpos ocurrió en la mañana del miércoles 21 de mayo, cuando una empleada doméstica llegó al departamento A ubicado en el sexto piso en la calle Aguirre 295.
Al ingresar, se encontró con una escena de horror: los cuatro integrantes de la familia yacían sin vida, con heridas de arma blanca. La mujer dio aviso a la vecina del departamento de al lado que, inmediato, llamó a las autoridades, lo que activó el protocolo de intervención de la Policía de la Ciudad y la división Homicidios.
Fue un baño de sangre. Bernardo Adrián Seltzer fue asesinado de tres puñaladas. Sus hijos adolescentes, Ian e Ivo, recibieron entre 10 y 12 cuchillazos cada. Tras el triple crimen, la sindicada homicida, Laura Leguizamón, esposa y madre de las víctimas, decidió quitarse la vida.
Fue hallada en el baño del departamento, tenía una herida grande en la zona pectoral y lesiones autoinfligidas en las muñecas. También se había clavado una uña en el cuello y en sus manos tenía cabellos.