La plataforma Coinbase confirma un ataque cibernético en el que los hackers accedieron a información de sus usuarios y solicitaron una suma de dinero en concepto de rescate, estimada en 20 millones de dólares.

La plataforma Coinbase confirma un ataque cibernético en el que los hackers accedieron a información de sus usuarios y solicitaron una suma de dinero en concepto de rescate, estimada en 20 millones

La plataforma de criptomonedas Coinbase ha sido víctima de un ataque de ingeniería social, en el que los delincuentes han obtenido datos personales de clientes para utilizarlos en estafas y están exigiendo un pago de 20 millones de dólares.

Según el CEO de Coinbase, Brian Armstrong, los delincuentes habrían sobornado a algunos agentes de servicio al cliente que viven fuera de Estados Unidos para entregar datos personales de clientes, como nombres, fechas de nacimiento y números parciales de seguridad social.

Los datos robados permiten a los atacantes llevar a cabo ataques de ingeniería social, donde pueden llamar a los clientes haciéndose pasar por el soporte al cliente de Coinbase e intentar engañarlos para que envíen sus fondos a los atacantes.

La ingeniería social es una estrategia de hacking popular, ya que los humanos tienden a ser el eslabón más débil en cualquier red. Muchas grandes empresas han sufrido hackeos y violaciones de datos como resultado de tales estafas en los últimos años.

Coinbase no ha especificado cuántos clientes han tenido sus datos robados o cayeron en las estafas de ingeniería social, pero la empresa se comprometió a reembolsar a cualquiera que lo haya hecho.

La presentación ante la Comisión de Bolsa y Valores estimó que Coinbase tendría que gastar entre 180 millones y 400 millones de dólares en costos relacionados con los remedios y reembolsos voluntarios a clientes relacionados con este incidente.

Coinbase indicó que recibió un correo electrónico de los atacantes el domingo exigiendo un rescate de 20 millones de dólares en bitcoin para no divulgar públicamente los datos de los clientes que habían robado.

Armstrong manifestó que la empresa se negaba a pagar el rescate y, en su lugar, ofrecería una recompensa de 20 millones de dólares a cualquiera que proporcionara información que condujera al arresto de los atacantes.