El mundo ha sufrido las consecuencias de una ausencia prolongada en repeticiones, lo que ha generado complicaciones a nivel global durante varios años; y la única herramienta que se esperaba fuera de ayuda resultó ser un arma con efectos negativos.
Por InfoArticulos
Lunes 12 de Mayo de 2025 - 09:14
La lucha contra las cintas de video. Foto: Redacción InfoArticulos
¿Cómo terminó Resistiré? ¿Y qué pasó con los Simuladores? Al final, ¿cómo hicieron para que el alumno que se llevaba todas las materias pasara de año?
Para contestar a esas preguntas que atravesaban las series y novelas en su época de oro había tres posibilidades: a) quedarse en casa viendo la televisión con atención; b) preguntarle a alguien querido que lo hubiera visto para que lo contara lo mejor posible; c) pedirle a alguien familiar o amigo que se aventurara en el simple y traumático mundo de grabar con la videocasetera todo el programa para verlo luego.
Como no había ni Netflix, ni repeticiones ni segundas vueltas, la única opción que había era que un pariente fuera bueno y tuviera una videocasetera a punto para que, a la hora señalada, tocara rec+play y así grabara el capítulo.
Lo difícil era tomar la decisión de qué hacer cuando se terminaba la cinta. ¿Rebobinar rápidamente para usar el inicio de la misma cinta? Hacerlo implicaba tener todo muy en claro, porque se corría el riesgo de grabar encima de lo que se había grabado bien y, encima, quien tuviera que verlo luego iba a ver primero el final y después el principio.
Alguna otra idea? Sí, buscar rápidamente en la pila de cassettes uno para sacrificar, con los nervios de haber agarrado el casamiento de la tía Gladys y perder la única copia para siempre. Tomar la decisión era difícil pero explicarle a quien hubiera hecho el encargo que se había grabado por la mitad el final de Resistiré era todavía peor.
No solo por el hecho de reflejar ineptitud con la videocasetera, sino porque no había forma de volver a ver el final. Y encima era el tema de conversación en oficinas, filas de bancos y taxis: “¿Viste el final de Resistiré?” “¡Qué gran final!” “Increíble cómo hicieron explotar a Fabián Vena”. Entonces crecían todavía más las ganas por verlo, para tener esa experiencia, para entender qué había pasado y para poder disfrutar de primera mano cómo Fabián Vena volaba por los aires.
El final de Resistiré: la muerte de Mauricio
No existía el lugar donde ir a buscar la novela. No había repetición, ni se vendían copias ni el canal Volver pasaba nada al aire. Entonces había que admitir y tolerar que el encargado de grabar el cassette hubiera fracasado, que no hubiera tocado rec+play al mismo tiempo (el peor de los pecados, quizá, del mundo de los VHS) o que se le hubiera terminado la cinta y lo máximo que se veía era hasta el primer corte publicitario.
Entonces la bronca era total porque uno se lamentaba al tener grabadas tandas publicitarias de Susana Giménez y no lo más importante: el final. ¿Qué se podía hacer? Lamentarse y odiarse por haber nacido en la época equivocada, en la que todo era en una sola toma, en la que el que vio, bien, y el que no, bueno, se hubiera quedado en casa a verlo o se hubiera buscado un amigo que supiera usar la videocasetera, todo no se puede.