La pareja estaba desesperada antes de elegir su próximo paso, ya que habían estado insatisfechas durante mucho tiempo con la dirección tomada por Vladimir Putin en Rusia - LA NACION
Por InfoArticulos
Miércoles 21 de Mayo de 2025 - 05:01
La historia de amor y espionaje de una pareja rusa en Ucrania. Foto: Redacción InfoArticulos
La pareja decidió inventar una excusa por si los detenían las fuerzas rusas e incluso usaron accesorios para hacerla más convincente. Cargaron su vehículo con artículos de playa, incluyendo un sombrero de paja de ala ancha y un flotador, y planearon decir que iban al mar para que Tatyana, que tiene asma, pudiera tomar aire fresco. Pero al final no los detuvieron. Inicialmente se les negó la entrada a Rusia, pero finalmente pudieron volver a entrar después de que Serguéi obtuvo un certificado que acreditaba que había solicitado un nuevo pasaporte. Tras nuevos retrasos para obtener su pasaporte y un intento frustrado de salir de Rusia vía Bielorrusia, Serguéi compró un pasaporte falso con su propio nombre a través de Telegram. La pareja pudo entonces viajar en autobús a Bielorrusia y cruzar la frontera usando el pasaporte falso de Serguéi. Desde allí, cruzaron a Lituania, miembro de la Unión Europea y aliado cercano de Ucrania. Sin embargo, los guardias fronterizos de Lituania descubrieron que los documentos de Serguéi habían sido falsificados y lo internaron en un centro de detención preventiva. No le resultó desagradable la experiencia. "Después de todo lo que pasé, me sentí como en una casa de huéspedes, solo que de una de la que no puedes salir", cuenta. "Te bañas dos veces por semana. Cambian la ropa de cama con regularidad y la comida es buena". Un tribunal lituano declaró a Serguéi culpable de usar un pasaporte falso y lo condenó a 26 días, que ya había cumplido en prisión preventiva. La pareja ahora espera recibir asilo en Lituania. Viven en un albergue para solicitantes de asilo. El ejército ucraniano envió una carta de agradecimiento a los Voronkov, a petición de su antiguo contacto en Kyiv, para apoyar su solicitud de asilo. La BBC ha tenido acceso a una copia de la carta. La madre de Serguéi, de 87 años, aún vive en Rusia. Tiene opiniones opuestas a las de su hijo y al comienzo de la invasión a gran escala discutieron y dejaron de hablarse durante un tiempo. El hijo de los Voronkov, que también permanece en Rusia, dejó de comunicarse con sus padres tras enterarse de lo que habían hecho. A pesar de estos vínculos familiares, la pareja insiste en que nunca regresarán a Rusia. "Solo si empieza a mostrar algo de humanidad", dice Serguéi. "Por ahora, no veo nada humano allí".