La disensión, un valor esencial en las naciones democráticas.
Por InfoArticulos
Miércoles 14 de Mayo de 2025 - 03:14
La disensión, un valor esencial en las naciones con gobierno representativo. Foto: Redacción InfoArticulos
El disenso es una virtud fundamental en las sociedades democráticas, antecedente necesario para el consenso y condición indispensable para su existencia.
Spinoza, considerado el primer gran teórico de la democracia, lo vio como la virtud más peculiar de este régimen.
La relación del disenso con el poder es directa e incomprendida: al estar en proceso constante de formación, cuando el poder se expone a ideas distintas logra una sana estabilidad y mesura para evitar los desbordes propios de los autoritarismos.
Pasando al plano constitucional, la libertad de pensamiento es condición necesaria para que exista el disenso, lo cual no es posible sin asegurar la libertad de expresión. No como una oposición incondicional al poder, sino tomando como referencia la máxima del periodista C.P. Scott: los hechos son sagrados, pero la opinión es libre.
La frase de Scott sintetiza la tarea y el límite moral en el que debe actuar el periodismo; dentro de él no puede ni debe haber restricciones alguna. Amén de los artículos 14 y 32 de nuestra Constitución, sirva de referencia una reflexión del ensayista español Pérez de Ayala, para quien cualquier constitución podría limitarse a un solo artículo: la libertad de opinión de la prensa escrita.
Los ataques verbales desde el poder contra algunos periodistas son graves y deben ser entendidos en este marco teórico. No se está poniendo en duda los esfuerzos de estabilización económica llevados adelante por este gobierno, sino que se habla de otra cosa que tiene que ver con lo institucional como condición ineludible para que cualquier logro se traduzca en algo estable y duradero.
Los cambios políticos en la Argentina a veces son tan vertiginosos que pasan inadvertidos. Lo mismo ocurre con las similitudes: en 2006 se creó formalmente el observatorio de la discriminación en radio y televisión, como preludio a la ley de servicios de comunicación audiovisual, que se impulsó y aprobó en 2009.
La virulencia contra el periodismo de estos días no solo es parecida, sino que nada tiene que envidiarle a la de aquellos. Todas esas acciones desde el poder tienen un común denominador: la censura. No es solo prohibir o controlar lo que se dice o deja de decir.
Existe también lo que Carlos Cossio llamaba la ‘precensura’: aquella que no se ejecuta directamente desde el poder jurídico del Estado, sino con actos de intimidación que enervan la libertad de pensar y expresarse, y terminan logrando la autocensura.
Todo lo cual es aún más grave, porque no existe la misma protección legal contra estos ataques disfrazados de libertad de expresión desde el poder.
No hay nada menos saludable para una democracia que el monólogo elogioso. Disentir, pensar distinto, refuerza el poder, presta de eficacia y estabilidad su accionar. Difícil que los cambios sean definitivos sin un proceso agonal que escuche al que piensa distinto.
Lo dice nuestra historia y también nuestra Constitución. No repitamos errores.