La dieta secreta del cónclave: un régimen estricto que prohíbe ciertos alimentos para prevenir comunicaciones encubiertas

El Vaticano en la mirada de la actualidad

Por InfoArticulos

Jueves 8 de Mayo de 2025 - 17:02

La dieta secreta del cónclave: un régimen estricto que prohíbe ciertos alimentos para prevenir comunicaciones encubiertas. Foto: Redacción InfoArticulosLa dieta secreta del cónclave: un régimen estricto que prohíbe ciertos alimentos para prevenir comunicaciones encubiertas. Foto: Redacción InfoArticulos

En la Ciudad del Vaticano, el menú del cónclave incluye comidas frugales y poco vino, con una prohibición específica para los espárragos y cualquier alimento que pueda esconder 'mensajes secretos' dirigidos a los cardenales.

Se trata de una dieta bastante estricta diseñada para satisfacer las necesidades de los cardenales, cuya edad media es tradicionalmente muy elevada, en este caso 72 años. Sin embargo, también hay reglas adoptadas para la seguridad de las propias operaciones de votación.

Las comidas se sirven en la Casa Santa Marta, la residencia donde se alojan los cardenales durante todo el cónclave y a la que llegan ellos mismos al final de cada votación en la Capilla Sixtina.

La Casa Santa Marta está ubicada sobre el límite del Vaticano, a pasos de la Basílica de San Pedro. La Domus está gestionada por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, quienes supervisan la preparación de los alimentos.

Los menús que preparan las hermanas son más o menos similares a los que normalmente se ofrecen en Santa Marta cuando funciona como un hotel normal. El comedor ofrece comidas no demasiado elaboradas: arroces, pastas condimentadas con salsas sencillas, carnes blancas, pescados al horno, verduras a la parrilla, ensalada y fruta de temporada.

Por la mañana está previsto un desayuno ligero compuesto por té o café, pan y mermelada, luego un almuerzo completo (primer plato, segundo plato, guarnición y fruta) y finalmente una cena más sencilla al final de las Vísperas.

En la mesa hay agua y vino, pero no licores ni preparaciones elaboradas. La única excepción es el postre, que solo se sirve los domingos. Sin embargo, se trata de pasteles horneados, tartas u otras preparaciones sencillas como budines.

El menú tal como se presenta hoy se remonta al año 1300, cuando Clemente VI dio reglas muy precisas para evitar el desperdicio y las comidas fastuosas. Entre las comidas más suculentas que recuerdan los historiadores está la del cónclave de 1550 que eligió a Julio III.

El cocinero papal de la época, Bartolomeo Scappi, narra en su Opera dell’arte del cucinare comidas elaboradas y abundantes, aunque siempre extremadamente 'supervisadas'.