La directora de la Cámara de Desarrolladores asegura que 'la competitividad no se mide con fórmulas' y ofrece alternativas para reducir los costos de construcción.
Por InfoArticulos
Lunes 12 de Mayo de 2025 - 22:44
La construcción es un gasto elevado: "El Estado asume más costos que cualquier otro proveedor de materiales y mano de obra". Foto: Redacción InfoArticulos
Acabo de regresar de una intensa misión exploratoria por China, uno de los principales polos industriales del mundo. Recorrimos ferias, visitamos fábricas, analizamos soluciones constructivas y dialogamos con empresarios que producen a escalas que en nuestro país resultan difíciles de imaginar.
La experiencia fue reveladora, no solo por las oportunidades que ofrece el mundo, sino por el espejo que nos devuelve sobre nuestras propias limitaciones.
Los materiales industrializados provenientes de Asia y Brasil ofrecen precios y soluciones competitivas a escala global. Es cierto: en China, India, Brasil y otros mercados se consiguen materiales a precios increíblemente competitivos. Desde sistemas panelizados hasta sanitarios, pasando por tecnología industrializada, la oferta es variada, moderna y eficiente.
Sin embargo, una vez puestos en Argentina, esos precios se ven rápidamente erosionados por una cadena de obstáculos: aranceles, demoras aduaneras, costos logísticos, falta de servicio postventa, dificultades para garantizar la trazabilidad y, sobre todo, una carga fiscal asfixiante.
Los materiales importados enfrentan múltiples barreras internas: demoras aduaneras, logística, aranceles y carga tributaria. Hoy, Argentina se encuentra entre los países con mayor presión impositiva sobre la construcción en el mundo. La carga tributaria puede superar el 40% del costo total de una obra, ubicándose por encima de rubros centrales como instalaciones, estructura o terminaciones.
En muchos casos, el Estado se lleva más que cualquier proveedor de materiales o mano de obra. Esta es la verdadera distorsión.
Como parte activa de esta misión institucional, puedo afirmarlo con claridad: el problema no está solo en importar o no importar.
En Argentina, la verdadera transformación del sector requiere revisar de raíz los incentivos, las cargas y las reglas que hoy lo limitan. Si logramos bajar entre un 20% y un 30% el costo de construcción a través de reformas impositivas, laborales y de gestión, muchos más proyectos serán viables, el acceso a la vivienda se ampliará y la economía se dinamizará.
La autora es Directora Ejecutiva de la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU).