Investigadores de la Universidad de Bath descubren que las características del cerebro y el sistema inmunológico son clave para explicar por qué algunos mamíferos viven más tiempo que otros.
Por InfoArticulos
Lunes 26 de Mayo de 2025 - 22:26
Investigadores descubren la razón detrás de la longevidad feline en comparación con su canina contraparte.. Foto: Redacción InfoArticulos
Una de las preguntas más comunes que se hace a cualquier persona que tiene mascotas es por qué los gatos suelen vivir más que los perros. Nuevas investigaciones han arrojado luz sobre esta cuestión y sugieren que la mayor longevidad en estos mamíferos está relacionada con sus cerebros más grandes y sistemas inmunológicos más complejos.
Un equipo internacional de científicos de la Universidad de Bath, Inglaterra, estudió las diferencias evolutivas entre distintas especies de mamíferos y descubrió que aquellas con cerebros más grandes y mejores genes relacionados con el sistema inmunológico tienden a tener vidas más largas. De esta manera, los cambios fisiológicos y genéticos influyen en la longevidad.
La longevidad en los animales siempre ha sido una incógnita para la ciencia. Según el autor principal del estudio, Benjamin Padilla-Morales, se sabe desde hace tiempo que el tamaño relativo del cerebro está correlacionado con la longevidad: tener un cerebro más grande ofrece ventajas conductuales potenciales.
Nuestro estudio también destaca el sorprendente papel del sistema inmunológico no solo en combatir enfermedades, sino en apoyar una vida más larga a lo largo de la evolución mamífera.
Los cerebros más grandes están asociados con una mayor longevidad. Los investigadores analizaron el potencial máximo de vida de 46 especies de mamíferos y mapearon los genes compartidos entre estas. Allí descubrieron que las especies con mayor longevidad tenían un mayor número de genes relacionados con el sistema inmunológico, lo que sugiere que este podría ser un mecanismo clave para alargar la vida.
Las especies con cerebros más grandes no solo viven más por razones biológicas; sus genomas también muestran expansiones paralelas relacionadas con la supervivencia y el mantenimiento. Esto demuestra que el tamaño del cerebro y la resiliencia inmunológica han avanzado juntos en el camino evolutivo hacia vidas más largas.
Por ejemplo, los delfines y las ballenas, que tienen cerebros relativamente grandes, tienen una esperanza de vida que va desde 39 años hasta los 100 años, respectivamente. Sin embargo, como toda regla, hay excepciones: la rata topo, un diminuto roedor que vive bajo tierra, puede vivir hasta 20 años a pesar su minúsculo estructura cerebral.
El caso de los murciélagos es particular porque viven más tiempo de lo que se esperaría por el tamaño de su cerebro. Al analizar sus genomas se vio un mayor número de genes asociados al sistema inmunológico. De esta manera, una mejor defensa en contra de patógenos es una de las claves para sostener una vida más larga.
El estudio demostró que los cambios genéticos amplios pueden ser fundamentales para determinar la longevidad. Los investigadores planean ahora estudiar más a fondo esta temática para ver posibles aplicaciones futuras que puedan intervenir en la esperanza de vida de los mamíferos, entre ellos, los humanos.