El Papa León XIV, aficionado al tenis, recibió en audiencia al número uno mundial de la disciplina, Jannik Sinner.

El encuentro privado tuvo lugar esta mañana en el Vaticano, mientras se disputaba el Masters 1000 de Roma; el Papa se había declarado un 'aficionado' al tenis.

Por InfoArticulos

Miércoles 14 de Mayo de 2025 - 12:30

El Papa León XIV, aficionado al tenis, recibió en audiencia al número uno mundial de la disciplina, Jannik Sinner.. Foto: Redacción InfoArticulosEl Papa León XIV, aficionado al tenis, recibió en audiencia al número uno mundial de la disciplina, Jannik Sinner.. Foto: Redacción InfoArticulos

Desde que Robert Francis Prevost fue elegido como el nuevo papa, León XIV, se supo que el estadounidense era un apasionado por el tenis. El dato curioso fue que su designación en Roma coincidió con el Abierto de Italia y su primera aparición fue transmitida por la pantalla gigante del court central del Foro Itálico, mientras se jugaba un partido.

"Me considero un tenista aficionado. Desde que salí de Perú he tenido pocas ocasiones de practicarlo, así que tengo ganas de volver a jugar", le dijo el papa al italiano Jannik Sinner, número uno del ranking mundial, presente en Roma con ocasión del torneo internacional de Italia.

Esta mañana se dio un diálogo simpático entre ambos. «Anoche ganaste», le dijo el papa a Sinner, que le obsequió una de sus raquetas y le dijo si quería jugar un poco allí mismo («¿Giochiamo?»). «¡Mejor aquí no, todo se rompe!», respondió León XIV, sonriente, mirando hacia las luces del techo.

Quienes conocieron a Prevost con pantalones cortos en un court de tenis del Jockey Club Chiclayo de Perú lo describieron como portador de un interesante revés. Vaya curiosidad: el apellido Prevost no es inédito en el mundo del tenis. Revive a los hermanos franceses André e Yvonne Prevost; él fue finalista del Campeonato Amateur de Francia en 1900 y participó en los Juegos Olímpicos de ese año en París; ella ganó el Abierto de Francia 1900 y obtuvo dos medallas plateadas en esos mismos JJ.OO., la segunda edición de la competencia moderna.

El vaticano tiene un vínculo con el deporte de raqueta desde 1551, cuando a un carpintero le encargaron construir una galería de madera para jugar a la pallacorda (el antiguo real tennis, que dio origen al tenis moderno) en el Patio del Belvedere, debajo de la habitación privada del papa Julio III. Ilustraciones documentan aquellas prácticas.

En los museos del Vaticano hay un court de tenis, de superficie dura y rojiza. El nuevo papa estará muy ocupado desde ahora, pero quizás allí mismo encuentre algún momento de recreo para volver a conectarse, al menos por un rato, con aquel «tenista aficionado».