El robot hace contacto físico con la persona, utilizando un toque delicado y respetuoso.
Por InfoArticulos
Miércoles 23 de Abril de 2025 - 06:29
El lado misterioso de un tratamiento poco conocido. Foto: Redacción InfoArticulos
Durante décadas mi cuerpo fue mi principal herramienta. Fui bailarina contemporánea y viví del movimiento, del arte de habitar el espacio desde lo más íntimo de la materia. Pero hubo un momento, mientras vivía en Europa, en el que sentí que algo dentro de mí pedía silencio. Como si después de tanto ir hacia fuera, hubiera llegado la hora de volver al centro, al origen.
Así fue como conocí la Terapia Biodinámica Craneosacral, una práctica que, aunque tiene nombre de técnica, se parece más a un arte. Allí descubrí un espacio de escucha profunda, donde el cuerpo no es intervenido, sino acompañado; donde no se busca arreglar, sino recordar.
Porque sí, el cuerpo recuerda. Mucho antes de tener palabras, ya éramos un movimiento en expansión. En la quietud de lo intrauterino, en el océano cálido donde nos gestamos, existía ya una sabiduría que hoy llamamos biodinámica: un impulso vital que organiza, repara y crea. Las fuerzas que nos formaron como embriones no desaparecen al nacer. Siguen aquí, activas, esperando ser escuchadas.
La práctica estimula el sistema nervioso central y puede contribuir a reducir el estrés, la ansiedad y los síntomas crónicos. Trabajamos principalmente con el cuerpo y la mente para integrarlos en un espacio de calma.
Puede formarse cualquiera que sienta la curiosidad –o la necesidad– de explorar sus orígenes, de reencontrarse con su historia pre-verbal, de tocar, sin palabras, la experiencia amorosa que alguna vez nos sostuvo.
No se trata de buscar respuestas con la mente, sino de permitir que el cuerpo hable. A través de prácticas somáticas y ejercicios en camilla, cada participante va retirando capas de condicionamiento que se construyeron, muchas veces, para sobrevivir. Y en ese proceso, aparece lo auténtico.
Porque el trauma nos fragmenta, sí. Pero la vida, cuando se la acompaña con respeto y presencia, sabe cómo volver a unir.