En las aguas que separan a Tonga y Fiyi, se encontró el banco de arena conocido como Los Arrecifes Minerva.
Por InfoArticulos
Domingo 25 de Mayo de 2025 - 02:02
El empresario se quedó con la ruina: su ambiciosa idea de crear una isla artificial terminó en desastre. Foto: Redacción InfoArticulos
Hay quienes compran una isla para vacacionar, otros para invertir o incluso para proteger un ecosistema.
Pero Michael Oliver soñó con algo mucho más ambicioso y radical: construir una isla desde cero y proclamarse soberano de un país libre de impuestos y regulaciones.
En 1972, este millonario de origen lituano, radicado en Estados Unidos, llevó a cabo un proyecto que desafiaba las estructuras del mundo moderno, levantando una nación en medio del Pacífico Sur.
Su meta era clara, aunque polémica: vivir sin intervención estatal, sin cargas fiscales ni normas restrictivas, planteando así un experimento social y político sin precedentes.
El lugar elegido fue un banco de arena emergido llamado los Arrecifes Minerva, ubicado en aguas internacionales entre Tonga y Fiyi, una zona que no estaba claramente bajo la soberanía de ningún país.
Allí, Oliver y su equipo transportaron arena para construir la isla artificial, y apenas semanas después de su proclamación, el Reino de Tonga reclamó la soberanía sobre los arrecifes y envió una expedición oficial para desalojar a los ocupantes.
En junio de 1972, tropas tonganas desembarcaron en la isla artificial, izaron la bandera de Tonga y pusieron fin a la aventura libertaria.
La República de Minerva tuvo su propia bandera, moneda e idioma oficial —el esperanto—, y se regía por una constitución que promovía un gobierno mínimo y sin impuestos.
Aunque el intento no prosperó, la República de Minerva sigue siendo citada como un caso particular en el análisis de territorios autoproclamados y micronaciones.
Tras su desalojo en 1972 por tropas de Tonga, la isla fue abandonada y hoy permanece sumergida y deshabitada.