El cine brasileño busca nuevos caminos en el mercado cinematográfico de Cannes

El cine brasileño busca nuevos caminos en el Festival de Cine de Cannes, según informa LA NACION.

Por InfoArticulos

Domingo 11 de Mayo de 2025 - 08:10

El cine brasileño busca nuevos caminos en el mercado cinematográfico de Cannes. Foto: Redacción InfoArticulosEl cine brasileño busca nuevos caminos en el mercado cinematográfico de Cannes. Foto: Redacción InfoArticulos

El cine brasileño se convierte en la invitada de honor en el Mercado del Cine de Cannes, un nuevo impulso que se suma a los galardones de este año en Hollywood y Berlín, después de años de vaivenes políticos que afectaron al sector.

La selección de Brasil como invitada especial en el mayor mercado cinematográfico del mundo, que tiene lugar en el mismo palacio de congresos donde se celebra el festival (13-24 de mayo), forma parte también de la conmemoración de 200 años de relaciones diplomáticas entre ambos países.

El mercado de Cannes permite establecer relaciones directas con distribuidores y productores del mundo entero. El país invitado de honor es además objeto de mesas redondas y de presentaciones especiales.

El sector audiovisual brasileño representa 5.000 millones de dólares anuales, según datos oficiales. De las 728 películas estrenadas en el país en 2023, 273 fueron producciones nacionales, según esos datos divulgados antes del evento en Cannes.

"Aquí estoy", de Walter Salles, recibió en marzo el Óscar a la mejor película extranjera, mientras que "El último azul" de Gabriel Mascaro lograba dos semanas antes el Oso de Plata en Berlín.

A pesar de los galardones, el sector ha vivido momentos agitados, con cambios de modelo de financiación, crisis del covid y recortes al presupuesto cultural bajo la presidencia de Jair Bolsonaro (2019-2023).

"Son ciclos, como si empezaras una y otra vez. Y eso es muy complicado", explica uno de los más reputados cineastas brasileños actuales, Karim Aïnouz, en entrevista con AFP en el reciente Festival Cinelatino de Toulouse.

"Es una de las razones por las que muchos directores brasileños se ven obligados a buscar financiación y colaboraciones internacionales para producir sus películas", afirma Aïnouz, quien fundó una escuela en Fortaleza para formar a los nuevos cineastas.

La ley Rouanet de 1991 permitió incentivos fiscales al sector, pero los mecanismos de control fueron reformados durante la era Bolsonaro, que libraba una verdadera guerra cultural contra lo que consideraba una deriva a la izquierda del sector.

Las ayudas públicas han sido reinstauradas bajo la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva, pero el cine brasileño premiado y elogiado en el exterior sigue dependiendo en gran medida de la iniciativa y las conexiones internacionales de sus principales protagonistas.

Como Walter Salles, quien ayudó a producir "Madame Sata" (2002), el primer éxito de Aïnouz.

Dos décadas después, Salles y los hermanos belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne colaboraron en la producción del filme de la brasileña Marianna Brennand, "Manas".

Este año, Brennand recibirá en Cannes el premio Women in Motion para estrellas del cine emergentes.

Kleber Mendonça Filho, crítico de cine en sus inicios, Premio del Jurado en 2019 en Cannes por "Bacurau", aspira por su parte a la Palma de Oro con "El agente secreto".

Las coproducciones con empresas europeas acostumbran a ser habituales para directores que compiten en foros como Cannes, Venecia o Berlín. Y en el camino hay otros problemas.

"En Brasil tenemos un gran problema y son los guiones, porque no hay formación", explica Aïnouz.

Y otra dificultad es salir del círculo de los cortometrajes, necesarios para formar a los cineastas. "La escena del cortometraje es muy importante, pero es como un gueto", declaraba Mendonça Filho en sus inicios, al participar en el festival de cine de Los Angeles en 2012.