Dos momias antiguas, datadas en unos 7.000 años, han sido descubiertas y presentan un ADN que se diferencia significativamente del linaje humano.

Un equipo de arqueólogos alemanes ha llevado a cabo un exhaustivo análisis genético y descubierto la existencia de una comunidad aislada en el norte de África durante el Período Hambre - LA NACION

Por InfoArticulos

Martes 15 de Abril de 2025 - 18:58

Dos momias antiguas, datadas en unos 7.000 años, han sido descubiertas y presentan un ADN que se diferencia significativamente del linaje humano.. Foto: Redacción InfoArticulosDos momias antiguas, datadas en unos 7.000 años, han sido descubiertas y presentan un ADN que se diferencia significativamente del linaje humano.. Foto: Redacción InfoArticulos

Un equipo de arqueólogos alemanes ha logrado completar una secuencia de genomas de dos momias africanas que datan de hace 7000 años, lo que revela la existencia de un nuevo linaje humano desconocido hasta el momento.

Según los investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, las dos mujeres pertenecían a una comunidad aislada en el norte de África que se extinguió durante el Período Hamedo. El ADN de estas momias no guarda relación con las comunidades subsaharianas, lo que sugiere que la región verde no funcionaba como un corredor para el desplazamiento de poblaciones.

El linaje aislado surgió al mismo tiempo que el del ser humano moderno, hace unos 50.000 años, aunque en diferentes regiones y con un modo distinto de expansión y supervivencia. Esto les impidió propagar su descendencia por el resto del continente y alcanzar predominio.

La secuencia genómica de estas dos momias mostró un porcentaje limitado de ADN neandertal, lo que sugiere que habrían tenido cierto vínculo con poblaciones externas. Los expertos especularon que la geografía montañosa del lugar no facilitaba el contacto directo con otras comunidades.

El estudio destaca la importancia del ADN antiguo para reconstruir la historia humana en regiones como África central y del norte, lo que respalda las hipótesis arqueológicas. La existencia de este linaje aislado forma parte de una continuidad genética que todavía persiste en los habitantes del norte de África, aunque no en su forma pura.